De acuerdo al autor,
“la Ciencia Política suele ser llamada
también como Teoría del Estado, en donde éste término suele ser
más flexible, mientras que el de Ciencia Política es el nombre más
usual y/o común” (Coca, 2011). Al respecto, cabe establecer, a
entender nuestro, la visión o enfoque de las ciencias jurídicas de
tal afirmación. Sin embargo es preciso efectuar algunas
puntualizaciones que nos permitan reflexionar acerca de la Ciencia
Política.
La Ciencia Política tiene
como objeto de estudio las relaciones de poder, tanto implícitas
como explícitas, que se articulan en distintos niveles, entre
sectores dirigentes y dirigidos, en el Estado y sus instituciones, en
las organizaciones sociales y los individuos. También le compete a
la disciplina indagar tanto en las estructuras como en los
procedimientos y procesos que concurren en la toma de decisiones
políticas y en las interacciones entre los diferentes sistemas
políticos.
No debe confundirse
“Ciencia Política” con “política”.
Siguiendo el pensamiento de Max Weber en su obra El político y el
científico, se entiende por política a “la aspiración a
participar en
el poder o a influir en la distribución del poder entre distintos
Estados o, dentro de un Estado, entre los distintos grupos humanos
que éste comprende”. Sobre la política como actividad, ejercida
en forma “militante”, con mayor contundencia el mismo autor
señala más adelante en su clásico texto: “Quien hace política,
aspira al poder. Al poder como medio al servicio de otros fines
(egoístas o idealistas) o al poder por
sí mismo, para gozar del sentimiento
de prestigio que el poder da”.
De acuerdo a algunas
corrientes o posiciones de la Ciencia Política existen cuatro
campos que conforman las fronteras de esta disciplina. Ellos son:
- la teoría política y las instituciones;
- el análisis político comparado;
- las políticas públicas; y
- las relaciones internacionales.
Sin lugar a dudas, la Ciencia Política
centra su estudio, aunque no de manera exclusiva, en dos elementos
fundamentales, el poder (como fenómeno humano) y el Estado (como
ámbito de acción de las relaciones humanas y de poder). Más allá
de la explicación del surgimiento del Estado como una necesidad
socioeconómica, debe reconocerse que el poder político fue y es el
germen de la organización social. El hombre en su aspecto político,
implícito en todas las actividades humanas, no sólo busca dar
solución a cuestiones económicas sino también desarrollar acciones
que implican poder, y unas y otras están reguladas por el orden o
derecho.
Resulta vital en esta reflexión
puntualizar algunos aspectos acerca de la política. El concepto
política deriva de la palabra griega polis, que designa lo
referente a la ciudad, al ciudadano o lo civil y público. Los
griegos utilizaban el termino polis como un vocablo para
referirse a la comunidad integrada por un conjunto de hombres que
residían en un territorio delimitado, que constituían una entidad
prácticamente autosuficiente y se encontraba regida por un gobierno
propio. Este primer acercamiento a la palabra política delimita el
enfoque a las acciones humanas que tienen que ver con asuntos
públicos concernientes a toda colectividad.
Autores como Jean-Jacques Rousseau,
definían en 1762 a la política como “la actividad que tiene por
objeto regular y coordinar la vida social por medio de una función
de orden, defensa y justicia para mantener la superación y la
cohesión de un grupo social determinado”. Por lo tanto la política
es también una actividad humana realizada en un entorno social, que
tiene como base legitimadora su función de ordenamiento, en busca
del bien común. Es claro que el hecho político se caracteriza por
tener sustento en una comunidad humana formada para la obtención del
bien más importante de la sociedad: el bien común, entrelazando
contenidos como gobierno, dirección, poder, autonomía y lucha de
poder.
De esta forma podemos establecer que la
Ciencia Política es una disciplina que dentro del marco de las
ciencias sociales pretende, a través del método científico,
trascender de la opinión y la descripción de los hechos políticos
al conocimiento sistemático. Es rigurosa, explicativa y
potencialmente aplicativa, por lo que se le considera una ciencia
social que desarrolla su campo de estudio tanto en la teoría como en
la práctica a partir la descripción y análisis de sistemas y
comportamientos políticos individuales, de la sociedad y del Estado,
y, sus niveles de teorización son el descriptivo, el explicativo y
el interpretativo.
Por lo tanto, el objeto de la Ciencia
Política es el estudio la formación, obtención, ejercicio,
distribución y aceptación del poder. Entendiendo por poder público,
aquel que permite organizar de manera autónoma e independiente a una
colectividad determinada, la cual en nuestro tiempo asume la forma de
lo que denominamos Estado. Por lo tanto, el principal objeto de
estudio de la Ciencia Política es el Estado. Es una ciencia en la
medida que describe, interpreta y critica el fenómeno político
estatal (gobierno), y lo político (la política y el poder) para lo
que utiliza un método determinado.
Concluimos así, ampliando la visión
del abogado cruceño Paúl Antonio Coca Suárez Arana, que el
conocimiento científico de los fenómenos relacionados con el poder
político es prioridad para la sociedad y en especial para todo aquel
que se dedica al estudio de la Ciencia Política y el Estado, que es
la expresión de la organización sociopolítica de la comunidad. Es
fundamental conocer al sistema, estructuras, límites y eficiencias
políticas de la sociedad, para que se puedan comprender y analizar
las expresiones jurídicas del Estado. Es en la sociedad, en donde la
Ciencia Política y el Derecho se entrelazan para alcanzar los
objetivos del bien común, sin afectar los derechos individuales y
sociales.
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