jueves, 26 de junio de 2014

APUNTES PARA UN ESTADO PLURINACIONAL


Definitivamente las palabras de Fausto Reynaga, que son rescatadas por Ximena Soruco Sologuren, en el preámbulo de su trabajo (Soruco, 2011), remueven las fibras más intimas de nuestro sentido de pertenencia a esta Patria. Las palabras y contenidos epistemológicos de Reynaga nos permiten mirarnos críticamente como sociedad y proyectarnos a través de un proyecto nacional.

A partir de la reflexión acerca de la tesis de las dos Bolivias, nuestra reflexión se ve inundada de elementos conceptuales, tanto sociológicos como políticos. El trabajo de Soruco “plantea que el movimiento indígena popular está constituyendo un proyecto plurinacional que articula al pueblo, debido a que contienen un horizonte político, y potencialmente un proyecto societal, para todos, para Bolivia”.

Parte del contexto reflexivo empleado por Ximena Soruco es el devenir histórico, político, social y económico de la Revolución de 1952. En ese evento de trascendental importancia para la historia de nuestro país, se plantea la construcción de la identidad nacional, reconociendo que hasta ese momento Bolivia había vivido en el desconocimiento de su verdadero ser nacional. La Revolución de abril buscaba la construcción de una nacionalidad que sostuviera la unidad de lenguaje, cultura y territorio. Este Estado-Nación se sostenía en la búsqueda de la construcción y consolidación de una burguesía nacional, que a través de su accionar socioeconómico contribuya al ansiado ideal del ser nacional boliviano.

Este proyecto nacional fracaso. Opuesto a él, se hicieron, con el correr de los años y los descalabros sociales y económicos, surgió una corriente de pensamiento y accionar político. Este es el movimiento indígena contemporáneo, que como sujeto articulador de lo político, plantea y articula un proceso de transformación plurinacional, que ha dado origen al proyecto plurinacional.

La construcción del proyecto del Estado Plurinacional de Bolivia encuentra su materialización en la Constitución Política del Estado. En el contexto boliviano, la concepción de un nuevo Estado deja en el pasado el Estado colonial, republicano y neoliberal, con una visión de contar con un Estado unitario social de derecho plurinacional comunitario, libre, independiente, soberano, democrático, intercultural, descentralizado y con autonomías; con principios de soberanía, dignidad, complementariedad, solidaridad, armonía y equidad en la distribución y redistribución del producto social, donde predomine la búsqueda del Vivir Bien, con respeto a la pluralidad económica, social, jurídica, política y cultural de los habitantes; en convivencia colectiva con acceso al agua, trabajo, educación, salud y vivienda. Bolivia se funda en la pluralidad y el pluralismo político, económico, jurídico, cultural y lingüístico, dentro del proceso integrador del país.

El Vivir Bien, como un principio constitucional, conlleva a alejarse del eurocentrismo (que no responde a nuestra realidad), para pasar a un Estado de bienestar social, lo que incide en la manera de formular las políticas económicas y sociales, con una visión complementaria de una vida armoniosa. En este sentido, básicamente, el Vivir Bien se circunscribe en los siguientes aspectos:

  • Equilibrio material y espiritual del individuo (saber vivir)
  • Relación armoniosa del mismo con todas las formas de existencia (convivir)
  • Práctica dialogante y mutuamente vivificante con la naturaleza que nos rodea. En este aspecto, es importante señalar que, por la relevancia constitucional del respeto a la naturaleza otorgada en la CPE, Bolivia va más allá del común establecido por el resto de los Estados, a través de la promulgación de la Ley de la Madre Tierra, dado que se otorga ‘personería jurídica’ a la madre tierra.

Sociológicamente la autora se encarga de hacer evidente la contradicción que existía en Bolivia y donde la realidad sociocultural obliga a pensar en un proceso de descolonización, como eje vital para alcanzar la plenitud del ser boliviano, pasando del Estado-Nación (construido a partir del criollo-mestizo, que niega la existencia social y política del indio),al Estado Plurinacional, como proyecto político que aglutina al ser nacional en función a la identidad sociocultural, que reconoce las diferencias de las nacionalidades coexistentes en nuestro territorio como base y potenciador del valor del proyecto político en construcción.

Soruco se encarga de explicitar que el proyecto plurinacional va “más allá de la autodeterminación propia para responsabilizarse por articular lo común y por otra, por medio de esta responsabilidad por lo común –que a su vez garantizaría la posibilidad de autoafirmación propia pero bajo un horizonte donde todos puedan caber, y no la lógica moderna de la guerra de todos contra todos” y así ser capaces de superar la lógica colonial de las dos Bolivias y el etnocentrismo producto de la Revolución de 1952.

Este proceso de construcción del Proyecto Nacional del Estado Plurinacional de Bolivia no es un proceso sencillo o llano, por el contrario, él se ve inundado de escollos y aleteos de elementos y resabios del anterior orden colonial. Las fuerzas reaccionarias interpelan de una manera radicalmente nueva al movimiento indígena y popular: su horizonte de liberación, de autodeterminación y autogobierno. “Más allá de la institucionalidad colonial-liberal, hoy debe subsumir la responsabilidad por la comunidad boliviana en su conjunto”.

Esta breve reflexión desea concluir con un pasaje fundamental del trabajo de Ximena Soruco Sologuren:

El análisis del horizonte nacional, constituido por diferentes sujetos criollo-mestizos desde el siglo XIX, nos interesa porque desde 1952 se enlaza con el horizonte indígena y popular (lo que Zavaleta Mercado llamó lo nacional-popular), y es posible que hoy –dado el vaciamiento criollo-mestizo de la representación nacional- se entreteja con el indígena, en una direccionalidad histórica inédita, diferente a las anteriores rebeliones, y que permite plantear un proyecto plurinacional. Y la novedad no sólo radicaría en las posibilidades de un proyecto político para todos, es decir, más allá de la autodeterminación indígena, sino en que precisamente logra ir más allá de sí mismo (de esta autodeterminación) y con ello, consideramos, más allá del nacionalismo etnocéntrico que el horizonte nacional contiene.

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