Uno de los tres
objetivos que tiene Luis Tapia en su tesis doctoral es “exponer
el cómo se ha pensado y analizado la política y se ha hecho la
historia en Bolivia desde la década del 50, y en particular exponer
y argumentar cómo en la obra de Zavaleta hay una alternativa
consistente y compleja para la producción del conocimiento local, en
un proceso de articulación de modelos teóricos de regularidad y
validez epocal, con la acumulación especial de cada historia local,
para lo cual se ha producido un conjunto de categorías intermedias
de síntesis que permiten pensar conceptualmente las especificidades
de la historia y la política” (Tapia, 2002).
Sobre este objetivo es que centraremos nuestro breve comentario.
Los otros dos objetivos del trabajo de
Tapias son: a) elaborar o trabajar una memoria analítica y reflexiva
de uno de los principales momentos del pensamiento político moderno
en Bolivia, y en este sentido, proyectar lo que se considera sus
logros en el trabajo de la ciencia social, el análisis político y
la historia; y b) insertarse en una tradición, como configura el
autor, a través de una apropiación que en este caso es la
elaboración de su historia interna.
La lectura del texto de Tapia, que es,
como ya señalamos, su tesis doctoral, es un documento que se propone
estudiar la vida y obra de René Zavaleta Mercado, en sus distintos
recorridos, sus cambios y transformaciones; así como los procesos de
esos cambios, las estructuras teóricas ligadas a ellos y el
horizonte de la época en que se producen. En otras palabras,
analizar también la génesis de la producción del conocimiento
local y su originalidad frente a lo que se producía y existía.
El libro La producción del
conocimiento local está organizado en seis bloques, que exploran
el pensamiento de Zavaleta en diferentes momentos, textos, intereses,
énfasis y focalizaciones.
Pero antes de continuar, esbocemos la
tremenda personalidad y peso intelectual de René Zabaleta Mercado.
Se incorpora a la lucha política durante la Revolución de 1952,
siendo apenas un adolescente, después de lo cual llega a vivir
primero en Argentina y luego en Uruguay, que es donde conoce a su
esposa (Alma) y poco después se casa y tienen a su primer hijo; en
el año de 1960 es el Primer Secretario de la Embajada de Bolivia en
Chile, cargo que deja dos años después para, con sólo 25 años de
edad, ser diputado del MNR en el segundo gobierno de Paz Estenssoro y
a los 27, ministro de Minas y Petróleo, es decir, de la actividad
económica más importante del país y cuna de un poderoso movimiento
obrero que desde la Revolución del ‘52 estaba marcado –como
solía recordar Zavaleta– por su vocación de poder.
Tras el golpe del General René
Barrientos Ortuño, del 4 de noviembre de 1964, Zabaleta Mercado
vuelve a exiliarse en Uruguay donde vivirá dos años más, al cabo
de los cuales regresa a Bolivia bajo la dictadura de Barrientos para
terminar sus estudios de sociología, pero poco después cae preso.
Tras la amnistía navideña que le permitió salir libre, Zabaleta
acepta en 1969 ir a Oxford, Inglaterra, como profesor invitado. Ahí
será donde escriba su trabajo La caída del MNR y la conjuración de
Noviembre (historia del golpe militar del 4 de noviembre de 1964),
mismo que no será publicado sino hasta 1994.
Las esperanzas democráticas que abrió
el gobierno del General Torres y, particularmente, la Asamblea
Popular constituida por los trabajadores bolivianos en 1971, hacen
que René Zabaleta y su familia dejen el viejo continente y regresen
a Bolivia. Sin embargo, poco más de seis meses después, el golpe
militar encabezado por el General Hugo Bánzer hará que junto a
muchos de sus compañeros, Zavaleta tenga que dejar una vez más
Bolivia. En esta ocasión será el gobierno popular de Salvador
Allende el que le dé refugio político. En Chile trabajará en la
Oficina de Planificación de la Presidencia, y después se
incorporará al Centro de Estudios de la Realidad Nacional de la
Universidad Católica, donde escribe su libro El poder dual en
América Latina, el cual fue publicado en México a su llegada tras
el golpe de Estado contra Allende.
Después de veinte años de intensas
experiencias políticas e intelectuales, Zabaleta dedicará una
década, la última de su corta vida, esencialmente a la reflexión y
al análisis de la realidad latinoamericana, misma que realizará en
voz alta junto a sus alumnos y colegas, tanto desde el Centro de
Estudios Latinoamericanos de la Facultad de Ciencias Políticas y
Sociales de la UNAM, como desde la FLACSO, de la cual fue director
fundador en México, de 1976 a 1980. Es en México donde Zavaleta
madura su reflexión teórica y, por tanto, donde elabora y publica
la mayor parte de su obra, además de ejercer el periodismo. La
enfermedad interrumpió bruscamente la vida de este boliviano
notable. René Zavaleta murió en México en diciembre de 1984,
cuando apenas tenía 47 años.
Luis Tapia se encarga de reflexionar en
torno a la obra intelectual de René Zabaleta Mercado, quien,
encontró en la realidad boliviana, en particular, y latinoamericana,
en general, esa convocatoria a analizarla y pensarla teóricamente.
Los sujetos políticos con los que él se identificó, aquellos
mineros que con su extraordinaria capacidad de movilización sometían
continuamente a la más severa crítica a los poderes establecidos,
no sólo fueron la principal fuente de reflexión y de creación
intelectual de Zabaleta, sino su principal referente político.
Zavaleta encuentra en la actuación de
la clase obrera boliviana unagran pasión que marcó su vida: “La
de Bolivia, –escribe– (...) es una clase obrera en extremo
brillante y casi inexplicable de la historia de Bolivia. Toda la
historia de nuestras vidas ha resultado cambiada por este sujeto
extraordinario y casi inexplicable de la historia de Bolivia”.
Acorde a la propia trayectoria del
movimiento obrero y popular en el que creció, Zabaleta fue parte del
nacionalismo revolucionario que, caracterizado en Bolivia por su
masivo componente obrero, forjó el Estado moderno –aunque por lo
mismo profundamente inestable.
De acuerdo al análisis académico de
Tapia, la obra de Zabaleta empieza con “producciones desde el seno
del discurso del nacionalismo y continúa luego en el seno del
marxismo, con un despliegue de su pensamiento que implica la
producción de un conjunto de categorías especiales para pensar la
política y la historia en sociedades heterogéneas”.
Como establece Luis Tapia, en su
trabajo se hace una reconstrucción del conjunto de su obra, para
analizar cómo ha ido madurando lo que es el centro de interés de su
investigación: “la producción del conocimiento local, en sus dos
dimensiones, el conocimiento específico de la sociedad boliviana y
el modo de producirlo, junto a la producción teórica realizada para
hacerlo posible o cada vez más amplio y pertinente”.
Es a través del estudio de la forma de
pensar la historia y sobre todo de la forma de explicarla, que se
puede analizar y explicar la producción del conocimiento local. En
la explicación de la historia, es el estudio y conceptualización de
la política lo que vertebra la explicación del movimiento y
articulación de los procesos sociales y sus formas de síntesis o
configuración global, nacional.
Zabaleta plantea elaborar el
conocimiento de la historia local o nacional a través del desarrollo
de teoría política; aunque el análisis lo efectúa desde en un
plano multidisciplinario. Como dice Tapia “se trata del desarrollo
de una teoría sobre la autonomía y la complejidad de la política,
que sirve para explicar la historia, es decir, la articulación
global de los procesos sociales. Tal vez porque estudia no sólo su
autonomía sino también su complejidad, es que su obra no se cierra
en la ciencia política sino que constituye un modo de investigar y
pensar las configuraciones globales. A través de la
conceptualización de la especificidad política y las otras, se
puede pensar la globalidad, porque además piensa que la
especificidad política es en un momento proceso de articulación y
en otro síntesis”.
Finalmente, según Tapia, otra razón
para estudiar la obra de Zavaleta es que permite hacer una revisión
y análisis del pensamiento nacionalista revolucionario y del
marxismo, que son dos de las mentalidades más influyentes en la vida
política moderna de Bolivia, y también en la producción
intelectual del siglo XX.
Muchas son las contribuciones de René
Zavaleta que se desprenden de esta manera de concebir el camino hacia
el conocimiento de nuestras sociedades. Su aporte al análisis del
Estado en América Latina, de la democracia, las formas de
dominación, el papel de la ideología, la formación de la
conciencia nacional, las clases sociales y las formas de lucha
política, son quizás algunas de las más relevantes que acompañan
su agudo análisis histórico de la formación social boliviana.
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