jueves, 26 de junio de 2014

APUNTES ACERCA DE LA PRODUCCIÓN DEL CONOCIMIENTO LOCAL


Uno de los tres objetivos que tiene Luis Tapia en su tesis doctoral es exponer el cómo se ha pensado y analizado la política y se ha hecho la historia en Bolivia desde la década del 50, y en particular exponer y argumentar cómo en la obra de Zavaleta hay una alternativa consistente y compleja para la producción del conocimiento local, en un proceso de articulación de modelos teóricos de regularidad y validez epocal, con la acumulación especial de cada historia local, para lo cual se ha producido un conjunto de categorías intermedias de síntesis que permiten pensar conceptualmente las especificidades de la historia y la política” (Tapia, 2002). Sobre este objetivo es que centraremos nuestro breve comentario.

Los otros dos objetivos del trabajo de Tapias son: a) elaborar o trabajar una memoria analítica y reflexiva de uno de los principales momentos del pensamiento político moderno en Bolivia, y en este sentido, proyectar lo que se considera sus logros en el trabajo de la ciencia social, el análisis político y la historia; y b) insertarse en una tradición, como configura el autor, a través de una apropiación que en este caso es la elaboración de su historia interna.

La lectura del texto de Tapia, que es, como ya señalamos, su tesis doctoral, es un documento que se propone estudiar la vida y obra de René Zavaleta Mercado, en sus distintos recorridos, sus cambios y transformaciones; así como los procesos de esos cambios, las estructuras teóricas ligadas a ellos y el horizonte de la época en que se producen. En otras palabras, analizar también la génesis de la producción del conocimiento local y su originalidad frente a lo que se producía y existía.

El libro La producción del conocimiento local está organizado en seis bloques, que exploran el pensamiento de Zavaleta en diferentes momentos, textos, intereses, énfasis y focalizaciones.

Pero antes de continuar, esbocemos la tremenda personalidad y peso intelectual de René Zabaleta Mercado. Se incorpora a la lucha política durante la Revolución de 1952, siendo apenas un adolescente, después de lo cual llega a vivir primero en Argentina y luego en Uruguay, que es donde conoce a su esposa (Alma) y poco después se casa y tienen a su primer hijo; en el año de 1960 es el Primer Secretario de la Embajada de Bolivia en Chile, cargo que deja dos años después para, con sólo 25 años de edad, ser diputado del MNR en el segundo gobierno de Paz Estenssoro y a los 27, ministro de Minas y Petróleo, es decir, de la actividad económica más importante del país y cuna de un poderoso movimiento obrero que desde la Revolución del ‘52 estaba marcado –como solía recordar Zavaleta– por su vocación de poder.

Tras el golpe del General René Barrientos Ortuño, del 4 de noviembre de 1964, Zabaleta Mercado vuelve a exiliarse en Uruguay donde vivirá dos años más, al cabo de los cuales regresa a Bolivia bajo la dictadura de Barrientos para terminar sus estudios de sociología, pero poco después cae preso. Tras la amnistía navideña que le permitió salir libre, Zabaleta acepta en 1969 ir a Oxford, Inglaterra, como profesor invitado. Ahí será donde escriba su trabajo La caída del MNR y la conjuración de Noviembre (historia del golpe militar del 4 de noviembre de 1964), mismo que no será publicado sino hasta 1994.

Las esperanzas democráticas que abrió el gobierno del General Torres y, particularmente, la Asamblea Popular constituida por los trabajadores bolivianos en 1971, hacen que René Zabaleta y su familia dejen el viejo continente y regresen a Bolivia. Sin embargo, poco más de seis meses después, el golpe militar encabezado por el General Hugo Bánzer hará que junto a muchos de sus compañeros, Zavaleta tenga que dejar una vez más Bolivia. En esta ocasión será el gobierno popular de Salvador Allende el que le dé refugio político. En Chile trabajará en la Oficina de Planificación de la Presidencia, y después se incorporará al Centro de Estudios de la Realidad Nacional de la Universidad Católica, donde escribe su libro El poder dual en América Latina, el cual fue publicado en México a su llegada tras el golpe de Estado contra Allende.

Después de veinte años de intensas experiencias políticas e intelectuales, Zabaleta dedicará una década, la última de su corta vida, esencialmente a la reflexión y al análisis de la realidad latinoamericana, misma que realizará en voz alta junto a sus alumnos y colegas, tanto desde el Centro de Estudios Latinoamericanos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, como desde la FLACSO, de la cual fue director fundador en México, de 1976 a 1980. Es en México donde Zavaleta madura su reflexión teórica y, por tanto, donde elabora y publica la mayor parte de su obra, además de ejercer el periodismo. La enfermedad interrumpió bruscamente la vida de este boliviano notable. René Zavaleta murió en México en diciembre de 1984, cuando apenas tenía 47 años.

Luis Tapia se encarga de reflexionar en torno a la obra intelectual de René Zabaleta Mercado, quien, encontró en la realidad boliviana, en particular, y latinoamericana, en general, esa convocatoria a analizarla y pensarla teóricamente. Los sujetos políticos con los que él se identificó, aquellos mineros que con su extraordinaria capacidad de movilización sometían continuamente a la más severa crítica a los poderes establecidos, no sólo fueron la principal fuente de reflexión y de creación intelectual de Zabaleta, sino su principal referente político.

Zavaleta encuentra en la actuación de la clase obrera boliviana unagran pasión que marcó su vida: “La de Bolivia, –escribe– (...) es una clase obrera en extremo brillante y casi inexplicable de la historia de Bolivia. Toda la historia de nuestras vidas ha resultado cambiada por este sujeto extraordinario y casi inexplicable de la historia de Bolivia”.

Acorde a la propia trayectoria del movimiento obrero y popular en el que creció, Zabaleta fue parte del nacionalismo revolucionario que, caracterizado en Bolivia por su masivo componente obrero, forjó el Estado moderno –aunque por lo mismo profundamente inestable.

De acuerdo al análisis académico de Tapia, la obra de Zabaleta empieza con “producciones desde el seno del discurso del nacionalismo y continúa luego en el seno del marxismo, con un despliegue de su pensamiento que implica la producción de un conjunto de categorías especiales para pensar la política y la historia en sociedades heterogéneas”.

Como establece Luis Tapia, en su trabajo se hace una reconstrucción del conjunto de su obra, para analizar cómo ha ido madurando lo que es el centro de interés de su investigación: “la producción del conocimiento local, en sus dos dimensiones, el conocimiento específico de la sociedad boliviana y el modo de producirlo, junto a la producción teórica realizada para hacerlo posible o cada vez más amplio y pertinente”.

Es a través del estudio de la forma de pensar la historia y sobre todo de la forma de explicarla, que se puede analizar y explicar la producción del conocimiento local. En la explicación de la historia, es el estudio y conceptualización de la política lo que vertebra la explicación del movimiento y articulación de los procesos sociales y sus formas de síntesis o configuración global, nacional.

Zabaleta plantea elaborar el conocimiento de la historia local o nacional a través del desarrollo de teoría política; aunque el análisis lo efectúa desde en un plano multidisciplinario. Como dice Tapia “se trata del desarrollo de una teoría sobre la autonomía y la complejidad de la política, que sirve para explicar la historia, es decir, la articulación global de los procesos sociales. Tal vez porque estudia no sólo su autonomía sino también su complejidad, es que su obra no se cierra en la ciencia política sino que constituye un modo de investigar y pensar las configuraciones globales. A través de la conceptualización de la especificidad política y las otras, se puede pensar la globalidad, porque además piensa que la especificidad política es en un momento proceso de articulación y en otro síntesis”.

Finalmente, según Tapia, otra razón para estudiar la obra de Zavaleta es que permite hacer una revisión y análisis del pensamiento nacionalista revolucionario y del marxismo, que son dos de las mentalidades más influyentes en la vida política moderna de Bolivia, y también en la producción intelectual del siglo XX.

Muchas son las contribuciones de René Zavaleta que se desprenden de esta manera de concebir el camino hacia el conocimiento de nuestras sociedades. Su aporte al análisis del Estado en América Latina, de la democracia, las formas de dominación, el papel de la ideología, la formación de la conciencia nacional, las clases sociales y las formas de lucha política, son quizás algunas de las más relevantes que acompañan su agudo análisis histórico de la formación social boliviana.

APUNTES PARA UN ESTADO PLURINACIONAL


Definitivamente las palabras de Fausto Reynaga, que son rescatadas por Ximena Soruco Sologuren, en el preámbulo de su trabajo (Soruco, 2011), remueven las fibras más intimas de nuestro sentido de pertenencia a esta Patria. Las palabras y contenidos epistemológicos de Reynaga nos permiten mirarnos críticamente como sociedad y proyectarnos a través de un proyecto nacional.

A partir de la reflexión acerca de la tesis de las dos Bolivias, nuestra reflexión se ve inundada de elementos conceptuales, tanto sociológicos como políticos. El trabajo de Soruco “plantea que el movimiento indígena popular está constituyendo un proyecto plurinacional que articula al pueblo, debido a que contienen un horizonte político, y potencialmente un proyecto societal, para todos, para Bolivia”.

Parte del contexto reflexivo empleado por Ximena Soruco es el devenir histórico, político, social y económico de la Revolución de 1952. En ese evento de trascendental importancia para la historia de nuestro país, se plantea la construcción de la identidad nacional, reconociendo que hasta ese momento Bolivia había vivido en el desconocimiento de su verdadero ser nacional. La Revolución de abril buscaba la construcción de una nacionalidad que sostuviera la unidad de lenguaje, cultura y territorio. Este Estado-Nación se sostenía en la búsqueda de la construcción y consolidación de una burguesía nacional, que a través de su accionar socioeconómico contribuya al ansiado ideal del ser nacional boliviano.

Este proyecto nacional fracaso. Opuesto a él, se hicieron, con el correr de los años y los descalabros sociales y económicos, surgió una corriente de pensamiento y accionar político. Este es el movimiento indígena contemporáneo, que como sujeto articulador de lo político, plantea y articula un proceso de transformación plurinacional, que ha dado origen al proyecto plurinacional.

La construcción del proyecto del Estado Plurinacional de Bolivia encuentra su materialización en la Constitución Política del Estado. En el contexto boliviano, la concepción de un nuevo Estado deja en el pasado el Estado colonial, republicano y neoliberal, con una visión de contar con un Estado unitario social de derecho plurinacional comunitario, libre, independiente, soberano, democrático, intercultural, descentralizado y con autonomías; con principios de soberanía, dignidad, complementariedad, solidaridad, armonía y equidad en la distribución y redistribución del producto social, donde predomine la búsqueda del Vivir Bien, con respeto a la pluralidad económica, social, jurídica, política y cultural de los habitantes; en convivencia colectiva con acceso al agua, trabajo, educación, salud y vivienda. Bolivia se funda en la pluralidad y el pluralismo político, económico, jurídico, cultural y lingüístico, dentro del proceso integrador del país.

El Vivir Bien, como un principio constitucional, conlleva a alejarse del eurocentrismo (que no responde a nuestra realidad), para pasar a un Estado de bienestar social, lo que incide en la manera de formular las políticas económicas y sociales, con una visión complementaria de una vida armoniosa. En este sentido, básicamente, el Vivir Bien se circunscribe en los siguientes aspectos:

  • Equilibrio material y espiritual del individuo (saber vivir)
  • Relación armoniosa del mismo con todas las formas de existencia (convivir)
  • Práctica dialogante y mutuamente vivificante con la naturaleza que nos rodea. En este aspecto, es importante señalar que, por la relevancia constitucional del respeto a la naturaleza otorgada en la CPE, Bolivia va más allá del común establecido por el resto de los Estados, a través de la promulgación de la Ley de la Madre Tierra, dado que se otorga ‘personería jurídica’ a la madre tierra.

Sociológicamente la autora se encarga de hacer evidente la contradicción que existía en Bolivia y donde la realidad sociocultural obliga a pensar en un proceso de descolonización, como eje vital para alcanzar la plenitud del ser boliviano, pasando del Estado-Nación (construido a partir del criollo-mestizo, que niega la existencia social y política del indio),al Estado Plurinacional, como proyecto político que aglutina al ser nacional en función a la identidad sociocultural, que reconoce las diferencias de las nacionalidades coexistentes en nuestro territorio como base y potenciador del valor del proyecto político en construcción.

Soruco se encarga de explicitar que el proyecto plurinacional va “más allá de la autodeterminación propia para responsabilizarse por articular lo común y por otra, por medio de esta responsabilidad por lo común –que a su vez garantizaría la posibilidad de autoafirmación propia pero bajo un horizonte donde todos puedan caber, y no la lógica moderna de la guerra de todos contra todos” y así ser capaces de superar la lógica colonial de las dos Bolivias y el etnocentrismo producto de la Revolución de 1952.

Este proceso de construcción del Proyecto Nacional del Estado Plurinacional de Bolivia no es un proceso sencillo o llano, por el contrario, él se ve inundado de escollos y aleteos de elementos y resabios del anterior orden colonial. Las fuerzas reaccionarias interpelan de una manera radicalmente nueva al movimiento indígena y popular: su horizonte de liberación, de autodeterminación y autogobierno. “Más allá de la institucionalidad colonial-liberal, hoy debe subsumir la responsabilidad por la comunidad boliviana en su conjunto”.

Esta breve reflexión desea concluir con un pasaje fundamental del trabajo de Ximena Soruco Sologuren:

El análisis del horizonte nacional, constituido por diferentes sujetos criollo-mestizos desde el siglo XIX, nos interesa porque desde 1952 se enlaza con el horizonte indígena y popular (lo que Zavaleta Mercado llamó lo nacional-popular), y es posible que hoy –dado el vaciamiento criollo-mestizo de la representación nacional- se entreteja con el indígena, en una direccionalidad histórica inédita, diferente a las anteriores rebeliones, y que permite plantear un proyecto plurinacional. Y la novedad no sólo radicaría en las posibilidades de un proyecto político para todos, es decir, más allá de la autodeterminación indígena, sino en que precisamente logra ir más allá de sí mismo (de esta autodeterminación) y con ello, consideramos, más allá del nacionalismo etnocéntrico que el horizonte nacional contiene.

martes, 24 de junio de 2014

ACERCA DE LA TEORÍA DEL ESTADO Y LA CIENCIA POLÍTICA


De acuerdo al autor, “la Ciencia Política suele ser llamada también como Teoría del Estado, en donde éste término suele ser más flexible, mientras que el de Ciencia Política es el nombre más usual y/o común” (Coca, 2011). Al respecto, cabe establecer, a entender nuestro, la visión o enfoque de las ciencias jurídicas de tal afirmación. Sin embargo es preciso efectuar algunas puntualizaciones que nos permitan reflexionar acerca de la Ciencia Política.

La Ciencia Política tiene como objeto de estudio las relaciones de poder, tanto implícitas como explícitas, que se articulan en distintos niveles, entre sectores dirigentes y dirigidos, en el Estado y sus instituciones, en las organizaciones sociales y los individuos. También le compete a la disciplina indagar tanto en las estructuras como en los procedimientos y procesos que concurren en la toma de decisiones políticas y en las interacciones entre los diferentes sistemas políticos.

No debe confundirse “Ciencia Política” con “política”. Siguiendo el pensamiento de Max Weber en su obra El político y el científico, se entiende por política a “la aspiración a participar en el poder o a influir en la distribución del poder entre distintos Estados o, dentro de un Estado, entre los distintos grupos humanos que éste comprende”. Sobre la política como actividad, ejercida en forma “militante”, con mayor contundencia el mismo autor señala más adelante en su clásico texto: “Quien hace política, aspira al poder. Al poder como medio al servicio de otros fines (egoístas o idealistas) o al poder por sí mismo, para gozar del sentimiento de prestigio que el poder da”.

De acuerdo a algunas corrientes o posiciones de la Ciencia Política existen cuatro campos que conforman las fronteras de esta disciplina. Ellos son:

  • la teoría política y las instituciones;
  • el análisis político comparado;
  • las políticas públicas; y
  • las relaciones internacionales.

Sin lugar a dudas, la Ciencia Política centra su estudio, aunque no de manera exclusiva, en dos elementos fundamentales, el poder (como fenómeno humano) y el Estado (como ámbito de acción de las relaciones humanas y de poder). Más allá de la explicación del surgimiento del Estado como una necesidad socioeconómica, debe reconocerse que el poder político fue y es el germen de la organización social. El hombre en su aspecto político, implícito en todas las actividades humanas, no sólo busca dar solución a cuestiones económicas sino también desarrollar acciones que implican poder, y unas y otras están reguladas por el orden o derecho.

Resulta vital en esta reflexión puntualizar algunos aspectos acerca de la política. El concepto política deriva de la palabra griega polis, que designa lo referente a la ciudad, al ciudadano o lo civil y público. Los griegos utilizaban el termino polis como un vocablo para referirse a la comunidad integrada por un conjunto de hombres que residían en un territorio delimitado, que constituían una entidad prácticamente autosuficiente y se encontraba regida por un gobierno propio. Este primer acercamiento a la palabra política delimita el enfoque a las acciones humanas que tienen que ver con asuntos públicos concernientes a toda colectividad.

Autores como Jean-Jacques Rousseau, definían en 1762 a la política como “la actividad que tiene por objeto regular y coordinar la vida social por medio de una función de orden, defensa y justicia para mantener la superación y la cohesión de un grupo social determinado”. Por lo tanto la política es también una actividad humana realizada en un entorno social, que tiene como base legitimadora su función de ordenamiento, en busca del bien común. Es claro que el hecho político se caracteriza por tener sustento en una comunidad humana formada para la obtención del bien más importante de la sociedad: el bien común, entrelazando contenidos como gobierno, dirección, poder, autonomía y lucha de poder.

De esta forma podemos establecer que la Ciencia Política es una disciplina que dentro del marco de las ciencias sociales pretende, a través del método científico, trascender de la opinión y la descripción de los hechos políticos al conocimiento sistemático. Es rigurosa, explicativa y potencialmente aplicativa, por lo que se le considera una ciencia social que desarrolla su campo de estudio tanto en la teoría como en la práctica a partir la descripción y análisis de sistemas y comportamientos políticos individuales, de la sociedad y del Estado, y, sus niveles de teorización son el descriptivo, el explicativo y el interpretativo.

Por lo tanto, el objeto de la Ciencia Política es el estudio la formación, obtención, ejercicio, distribución y aceptación del poder. Entendiendo por poder público, aquel que permite organizar de manera autónoma e independiente a una colectividad determinada, la cual en nuestro tiempo asume la forma de lo que denominamos Estado. Por lo tanto, el principal objeto de estudio de la Ciencia Política es el Estado. Es una ciencia en la medida que describe, interpreta y critica el fenómeno político estatal (gobierno), y lo político (la política y el poder) para lo que utiliza un método determinado.

Concluimos así, ampliando la visión del abogado cruceño Paúl Antonio Coca Suárez Arana, que el conocimiento científico de los fenómenos relacionados con el poder político es prioridad para la sociedad y en especial para todo aquel que se dedica al estudio de la Ciencia Política y el Estado, que es la expresión de la organización sociopolítica de la comunidad. Es fundamental conocer al sistema, estructuras, límites y eficiencias políticas de la sociedad, para que se puedan comprender y analizar las expresiones jurídicas del Estado. Es en la sociedad, en donde la Ciencia Política y el Derecho se entrelazan para alcanzar los objetivos del bien común, sin afectar los derechos individuales y sociales.